Perdido, por las calles de Castilla,
como un ángel blanco vestido de negro,
te cruzaste en mi vida.
Caí preso de ti,
de tu pelo lacio,
tus ojos, tu fragancia,
no sé qué me cautivó.
Vagaba embriagado,
por las oscuras calles
de un solitario pueblo leonés,
en busca de tu perfume.
¿Quién me viese a mí?
Borracho y loco,
tras los pasos de una muchacha.
Y aún cuando estoy sobrio,
sigo buscando
en la distancia tu mirada.
Perdido, por las calles de Castilla.
Anónimo
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